La relación entre gatos y hombres data de hace casi 4.000 años y, aunque ha tenido sus más y sus menos a lo largo de la historia, nunca antes había sido tan sólida como lo es en la actualidad. Hace ya tiempo que los gatos se han afianzado en su papel como mascotas; en algunos lugares incluso han arrebatado el protagonismo a los perros, lo cual posiblemente refleje que dentro del estilo de vida que llevamos, los gatos son más fáciles de cuidar que los perros y menos exigentes en lo que a tiempo y espacio se refiere. Sea cual sea la razón, el mundo de hoy en día tiende a favorecer más a los gatos como animales de compañía.
Los gatos, salvajes o domésticos, pertenecen a una misma familia de animales, llamada Felidae. Hace entre ocho y doce millones de años, evolucionaron en dos grupos, que los científicos denominan especies del Viejo Mundo y del Nuevo Mundo, basándose en su localización actual. Los grandes gatos que rugían, se clasificaron como Panthera, mientras que los pequeños gatos que no rugían, se clasificaron como Felis. A partir de este género de felinos relativamente más pequeños, evolucionaron los gatos salvajes, muy parecidos ya a nuestros modernos compañeros domésticos. Una de estas líneas de descendencia fue el gato salvaje africano (Felis silvestris lybica). Y siempre recuerda cuidar a tu felino es muy importante, son animales muy traviesos, y necesitan espacio para jugar y andar libres, tenerles mucha paciencia, y sobre todo darles amor, no los maltrates.